10.5.09

Respeto


Que vengáis a verme así no tiene perdón de Dios, deberíais acercaros con respeto, incluso inclinando vuestras zafias cabezas ante mí. Desde que estoy aquí he visto pasar a mucha gente, pero cada vez a ido a peor. Los chicos, con suerte me ignoran, si me ven se mofan e incluso alguno intenta tocarme. con sus manos sucias, incluso hacen ademán de arrojarme algo. Los grandes pasan, me observan, se acercan, se alejan para adquirir una perspectiva más amplia y cuando se van, susurran entre ellos palabras mordaces, lanzando miradas repletas de risas contenidas. De buena gana iría tras ellos, no para oír lo que dicen, no, eso ya me es indiferente, sino para reconvenirles, para explicarles quien he sido yo, saltaría tras ellos para poder así llegar a su altura y poder gritarles cerca de sus estúpidas caras que yo hacía reír al rey, a las infantas. La corte entera celebraba mis gracias, no se reía de mi aspecto sino de mi ingenio. Incluso Velázquez me pintó, a mí y a otros como yo, enanos de corte, bufones, monstruos de la naturaleza nos llamaban. Éste fue el origen de nuestras desgracias, por eso estamos aquí, quietos, estáticos y enmarcados. Circunscritos al abandono eterno de las dos dimensiones, con la expresión congelada por los trazos de óleo por los siglos de los siglos. Velázquez, créanlo, con toda su chunga sevillana, en el fondo, nunca nos quiso bien.

4 comentarios:

Andrés Portillo dijo...

Me encantó, Carlos. Pero creo que velázquez sí respetaba a este bufón, no pínto sus carantoñas, plamó su tristeza y su cabreo.
Un abrazo

CarlosOllero dijo...

A menos que el cabreo sea por llevar colgado casi cuatrocientos años, je, je.

Lydia Raquel Pistagnesi dijo...

Amigo , me gustò tu blog
Te saludo desde Argentina
Cariños

Lydia Raquel Pistagnesi

Nieves dijo...

Hola Carlos, me gusta el relato, me asombra que cualquier motivo te inspira que bien.
A ver si hago un ratito para terminar de leer vuestros duetos.
Un saludito