27.5.11

SOL

Sol siempre ha tenido algo de plaza de pueblo, a pesar de los guiris, a pesar de los carteristas, siempre ha sido el principio de algo, el sitio en el que quedar y del que partir cualquier tarde para sumergirse en la noche de Madrid.

Para los del extrarradio, Sol, era ese lugar al que llegabas como por dentro de una gran digestión, tras un viaje por las tripas de la ciudad eras vomitado por sus bocas de metro y entonces, salías a la luz mirando a un lado y a otro, guiñando los ojos, cerciorándote de que habías llegado al lugar correcto.

Esta tarde no podré ir. Llegaría igual, sorteando los monstruos subterráneos y buscaría una salida, una luz, pero esta vez sería más cegadora, me guiaría hacia la superficie donde el grito mudo de miles de manos al aire me dejaría sordo, donde la voluntad y el coraje de todos los que allí han decidido vivir haría que por un momento el centro de Madrid oliese a mar, a brisa salina, incluso vería como su empuje mueve las melenas de las mujeres y de los hombres mirando hacia poniente viendo caer el sol más allá de la calle mayor.

No podré ir, pero quizá no sea imprescindible, quizá sea suficiente con levantar la vista al cielo y sentir en la cara desnuda el aliento de esa brisa extraña.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Guauu, que gustazo de mar me has regalado.
Yo estaré por ti, con tu alma a mi lado
Así Sea

CarlosOllero dijo...

Gracias "Anónimo", la brisa siempre limpia, incluso es recomendable "airearse" de vez en cuando.